Aunque durante las clases no son conceptos que se mencionen habitualmente, sí habría que tenerlos en cuenta en la práctica individual, estos principios sustentan el crecimiento y desarrollo espiritual, y representan la guía fundamental en la que podemos basar nuestras acciones, incluyendo la práctica de asanas.
Durante la práctica de yoga, en cada asana, tratar a ti mismo, a tu cuerpo, con amabilidad y consideración es una forma de practicar Ahimsa (no-violencia), el primero de los yamas (el respeto a toda manifestación de vida), dicho asi, puede que sea mas fácil de entender no violencia para con nuestro entorno, pero durante la práctica tambien hay que tenerlo en cuenta adoptando posturas de no dolor, posturas sin excesiva incomodidad.
Por otro lado, si siempre evitamos las incomodidades físicas o mentales que surgen con la práctica de posturas, no podremos seguir transformándonos ni avanzar en los objetivos del yoga, no habrá progreso si no se está dispuesto a vencer obstáculos.
Satya (honestidad), sinceridad, mantener la pureza y sabiduría es otro de los fundamentos esenciales de la práctica.
El ser honesto contigo mismo podría implicar no copiar la apariencia de la postura, no realizar esa postura que puede traer dolor o forzar una zona del cuerpo para dar la sensación que se hace correctamente, lo ideal sería decidir que es lo que tu necesitas realizar en la postura de acuerdo a tus posibilidades, si estás completamente presente y eres totalmente honesto acerca de tus límites.
De esta manera también estarás practicando el tercer yama, Asteya, aceptar lo que somos, ser uno mismo, sintiendo la satisfacción de la práctica y del progreso, dentro de cada uno esta todo lo que se necesita, cultivarlo para que crezca con amor y dedicación y evitando tomar lo que no es tuyo.
Bramacharya (control sensorial), moverse hacia la realidad última, aquietar la mente y los sentidos permite dirigirnos hacia un ámbito interno sutil. La mente enfocada hacia el exterior, acostumbrada a la sobre estimulación de los sentidos, es la mente inquieta, aburrida, siempre buscando un placer instantáneo.
El verdadero placer en la práctica de cada asana surge con una mayor conciencia interna.
El último de los yamas, Aparigraha, significa literalmente “no apoderarse de todo”, siguiendo el ejemplo de las posturas de yoga significaría practicar con contención, enfoque y dirección, no con la avaricia de un ego.
Dejar que la esencia de la postura sea la que dirija, entrar en ella con una respiración profunda y mirada interior, en el momento presente, dejando de lado las excusas para evitar lo que podría ser incómodo en el aqui y ahora del momento de práctica de esa postura.
Preceptos Individuales (Niyamas)
Según los Yoga Sutras, las posturas son una combinación de estabilidad y comodidad, dicha estabilidad y comodidad son el resultado de practicar Santosha (contento).
Esto no implica que seamos complacientes o flojos, sino estar abiertos a la totalidad de cada experiencia y ser agradecidos por dicha experiencia, puede que sea difícil practicar santosha cuando te sientes rígido o distraído, aceptarte tal cual en el día a día de y tener expectativas realistas ayudará a desarrollar santosha, te permitirá estar totalmente presente sin el efecto paralizante de la autocrítica.
El segundo precepto individual es Saucha (limpieza), esta limpieza se aplica a nuestro medio interno y externo, físico y mental. A medida que la práctica progresa y te vuelves más consciente de ti mism@, notarás el profundo efecto de la alimentación en tu práctica de asanas. Comer demasiado o comer alimentos poco saludables, una dieta poco balanceada o una mala digestión impiden progresar en las posturas ya que el cuerpo no se mantiene todo lo sano que se requiere. Así mismo, los pensamientos, emociones y palabras negativas crean un ambiente interno contaminado, lo cual puede destruir la práctica. La limpieza interna es el resultado no sólo de la dieta y el estilo de vida, sino también de los procesos mentales.
Tapas, el tercer niyama, literalmente significa “calor”. Frecuentemente se traduce como “disciplina” o “austeridades”. Cierto es que la disciplina es un requisito indispensable para mantener y profundizar una práctica de asanas, se requiere de una buena cantidad de autodisciplina para exponerte a un poco de incomodidad regularmente y confrontar hábitos de vida, la clave está en mantenerte consciente de tus metas, practicar los otros yamas y niyamas como contento, honestidad y amabilidad, para poder poner en perspectiva la autodisciplina. De esta manera la práctica se convertirá en motivo de gozo, y las dificultades serán retos interesantes. La práctica de tapas nos permite ir en la dirección que queremos ir, (no en la de menos resistencia), y así reconfigurar los patrones mentales y físicos que dominan nuestra conducta.
Todas las posturas brindan la oportunidad de practicar Svadhyaya (autoconocimiento), todas presentan la ocasión para estar más conscientes del cuerpo y emociones, conectar y conocer nuestra propia naturaleza para estudiar sus restricciones, explorar y experimentar.
En las posturas armonizamos cuerpo, respiración y conciencia, se procura ir más allá de nuestro limitado sentido del ser, más allá de nuestras ideas de cómo debería verse la postura, cómo deberíamos sentirnos y sobre lo que sucederá.
Ishvara pranidhana (devoción, rendición), practicar asanas con respeto y entrega a la sabiduría universal, confiar en el poder de curación interna del cuerpo y en la capacidad de las asanas de liberar ese poder.
